Fue la tarde del viernes 20 de agosto de 2021 cuando, a los pies del cerro Santa Lucía, se concretaba una de las candidaturas más fugaces del último tiempo. Diego Ancalao, tras una serie de indecisiones, desaires y fragmentaciones dentro del conglomerado que lo acogió, se convertía en la flamante carta presidencial de la Lista del Pueblo, coalición de independientes más o menos heterogénea que arrasó en los comicios de la Convención Constituyente, adjudicándose más de 20 escaños, y que pretendía repetir la misma fórmula ganadora para ir por la joya de la corona electoral criolla: el sillón de La Moneda.
El triunfo en un momento decisivo para la política chilena posicionó a la Lista del Pueblo como una agrupación promisoria, con una postura más bien disruptiva y con una afiliación lejana a los dogmatismos propios de la arena política, con una estructura tan libre que con el paso del tiempo propició una fragmentación en la interna.
Con dichos antecedentes, se podría pensar que el weichafe del lof Ancalao, por estas fechas, estaría entrenando sus nervios para afrontar fríamente el conteo de votos final de la primera vuelta en las elecciones presidenciales, pactadas para el día domingo 21 de noviembre. Sin embargo, un evento ocurrido el 11 de febrero de 2021 cambiaría radicalmente el curso de las cosas. Patricio Zaldívar Mackenna, cuyo timbre certificó 23.135 firmas de 23.161 patrocinios totales, estaba muerto, y su notaría dejó de funcionar en 2018.
Tan sólo seis días alcanzó a durar la candidatura de Ancalao desde su anuncio, terminándose todo abruptamente cuando el Servicio Electoral (Servel) detectó la irregularidad.
Sobre las responsabilidades del bochorno, los focos se centraron en Wladimir Rojas, un delincuente reincidente especializado en asaltos a personas afuera de sucursales bancarias. “El Wladi”, como era conocido dentro de la banda de “Los Fantasmas”, cuenta con un extenso prontuario policial nutrido por varios cargos por robo, hurto y asociación ilícita.
En días posteriores, más allá de los dimes y diretes entre el excandidato de la Lista del Pueblo y “El Wladi” en la prensa, poco se sabe a ciencia cierta de cómo el sujeto en cuestión llegó a ejercer el rol específico para “agilizar” la legalización de las firmas. Lo cierto es que ni Ancalao ni Rojas se conocen profundamente y ambos admiten que, de saber que el notario estaba muerto, jamás hubiesen seguido adelante con el tema de las firmas conflictuadas.
“Nosotros no hicimos ninguna falsificación, yo no sabía que ese notario estaba muerto, porque yo soy de Purén, yo ni siquiera conozco a los notarios en la Región Metropolitana, y cuando nos enteramos para mí fue brutal, fue una noticia muy brutal. Yo no lo podía creer, no me cuadra esto, no me cae. Entonces lo único que te puedo decir es que ninguno del equipo pequeño mío hizo eso”, dice Ancalao en conversación exclusiva con El Filtrador.
Hasta el momento de la pregunta de rigor, Ancalao mantuvo un perfil sereno, incluso alegre, pero al momento de escuchar el nombre de Rojas su semblante se volcó lentamente a la seriedad.
No es para menos. Según cuenta “eso fue una cuestión que nos jugó muy en contra. Yo creo que el error mío fue haber confiado ciegamente que otras personas pueden hacer un trabajo así, no meterme en eso fue un error, pero, como te repito, lo único que yo sé es que nosotros no fuimos, somos inocentes, no somos delincuentes, y presentamos una querella para que se haga la investigación y se busque a quien resulte responsable”, cuenta, aduciendo que la irregularidad tuvo más que ver con una excesiva confianza en personas externas a cargo.
“Siento que aún no logro comprender la profundidad y el alcance, porque para que alguien haya falsificado firmas de un notario muerto, es porque alguien lo pensó, porque alguien lo sabía, nunca a mí se me pasó por la mente eso, o sea, yo ni siquiera sabía que eso se podía hacer. Entonces entro a pensar: ¿de dónde salió esa persona? (…) Yo soy víctima de esta cuestión, si hubiera sabido tal cosa ni siquiera me hubiese presentado”, dice sobre el tema que hoy es materia de investigación.
Hace poco menos de una semana Diego Ancalao, tras percibir vulneraciones a la presunción de inocencia en su caso, presentó una demanda en contra del Estado de Chile ante la Corte Internacional de Derechos Humanos (CIDH), la que se suma a la querella que en agosto pasado interpuso en contra de quienes resulten responsables por los delitos de falsificación de instrumento público y estafa mediante la falsificación de instrumento privado en el caso de las firmas “visadas” por el notario muerto.
Por otra parte, el excandidato presidencial mapuche denunció irregularidades en la investigación en su contra, relatando que, tras conocer a través de un reportaje de La Red las gestiones del fiscal Xavier Armendariz en el caso del incendio que afectó a las bodegas de Kayser -donde se encontraron cinco cuerpos durante el estallido social-, y notificar que es el mismo persecutor el que realiza las diligencias en su caso, tuvo sospechas de eventuales vicios en el proceso investigativo, misma razón por la que ha insistido en su más reciente acción judicial con el fin de velar porque se cumpla con el debido proceso.
“Tengo ciertas dudas, porque después que salió el reportaje de La Red, que dio a conocer el caso Kayser y dio a conocer que el fiscal llegó como bombero, después entró como fiscal, le pidió a las familias que no se querellaran, entonces al final, cuando yo vi eso, y que este mismo fiscal me persigue, dije ‘este tipo es completamente corrupto’ y ahí me empecé a preocupar (…) Cuando vi ese reportaje yo dije ‘aquí algo huele mal, ¿por qué tiene secreto la carpeta?’, y al día siguiente de ese reportaje de La Red, el fiscal entregó información a la prensa, que habían ido a allanar y realizar diligencias que ni la defensa ni yo conocemos, y en consecuencias que el fiscal es persecutor. Pero después de ese reportaje yo dije 'me persigue el fiscal del caso Kayser, no puede ser peor'”, concluye.
A meses del incidente que le puso un punto final a su carrera hacia La Moneda, al menos en esta pasada, Diego Ancalao cuenta en conversación con este Portal los detalles de cómo se convirtió en el elegido de la Lista del Pueblo, las perspectivas de lo que pudo haber sido su candidatura y la serie de anécdotas que, con el paso del tiempo, quedaron como los resquicios y las lecciones de un proyecto político.
-Cuando a usted lo erigen como candidato a La Moneda, lo presentaron como el primer candidato que podía convertirse en el representante del pueblo mapuche en llegar a la presidencia. ¿Qué piensa sobre las propuestas de los actuales siete aspirantes a la máxima magistratura del país para resolver el conflicto en el Wallmapu?
“Yo creo que, primero, ante esa pregunta, que yo podría transformarme en el primer candidato presidencial mapuche, claro, eso es porque yo soy mapuche, pero no necesariamente porque yo sea producto de una construcción comunitaria de todas las comunidades, que son más de 3.500, es simplemente por mi origen, y por mi apellido (…) a diferencia de los demás líderes mapuche, que yo los respeto mucho, yo nunca me he querido arrogar la representación ni de todas las tierras ni de todos los mapuche, porque el pueblo mapuche es una organización que obedece netamente a lo tribal, y por lo tanto cada identidad territorial, cada sector de las identidades territoriales, tiene su propia dinámica, y dentro eso yo soy una voz más de todos los líderes mapuche (…) yo he leído todos los programas, pero la verdad es que hay algunos que no podía terminar de leer porque son un aburrimiento, porque de los siete programas uno ve que hay cambios de coma, hay cambios de ciertas cosas, pero ningún programa plantea, por ejemplo, la autonomía y liberación del pueblo mapuche en términos concretos, todos dicen 'queremos a los mapuche, estaban antes aquí, son parte de nuestro interior y los queremos mucho y han sufrido mucho', pero no hay una respuesta así concreta".
Ancalao agrega que los documentos que servirían de hoja de ruta a los actuales presidenciables hablan de un “estado plurinacional pero de un punto de vista folklórico", afirma.
Asimismo, señala que la reparación al pueblo mapuche, en términos políticos, choca con una serie de intereses comprometidos en los territorios donde se encuentran emplazadas las comunidades.
“Aquí en Chile el derecho individual, el derecho de la tierra particular, el derecho particular es muy superior incluso al derecho a la vida, como ocurre, por ejemplo, en La Araucanía cuando matan a un hermano que se toma un fundo de la forestal, prefieren matarlo (…) En Chile la idea es mantener a los mapuche excluidos y pobres y no se ve que si se incluyen y ya no son pobres, lo que se beneficia es el país, pero para eso entonces tú tienes que entregar, por ejemplo, derechos territoriales, como las cuotas", indica, señalando que la fórmula predilecta para poner fin al conflicto es “el reconocimiento de los pueblos originarios en condiciones de derechos colectivos y en condiciones de nación horizontal, y en condiciones de restablecer la deuda de territorial. Eso lo que hizo Nueva Zelanda con los maorí".
Sin embargo, señala que la lucha del pueblo mapuche por consagrar dichos derechos no solamente es difícil cuando el campo de batalla es un predio, sino también en el mundo político. “Es más difícil matarte cuando tú eres público y estás en la lucha ideológica política, es mucho más difícil eliminarte a que cuando tú te tomas un terreno, porque a alguien se le sale una bala, y te matan, y pasa por cualquier cosa, entonces aquí te matan comunicacionalmente y te intentan asesinar la imagen, y te intentan condenar antes de que haya un juicio como lo que se ha hecho o lo intentó hacer en mi caso el presidente del Servel y la Fiscalía”, dice el también profesor, que se reconoce como un weichafe que ha elegido la política como su trinchera, dejando entrever su molestia con el proceder de las instituciones tras el bullado caso de las firmas irregulares para inscribir su candidatura.
-La lista del Pueblo, en un momento, le habría sugerido asumir una estética identitaria del pueblo mapuche en lugar del clásico traje y corbata.
Antes de responder, Ancalao bromea y dice que las únicas veces que recuerda haber usado camisa y corbata al mismo tiempo fue en su licenciatura y en su matrimonio. En seguida, procede a contar el motivo por el cual, al momento de ser presentado como candidato del conglomerado, decidió comenzar a vestir indumentaria característica del pueblo mapuche en un contexto político.
"Ocurrió algo distinto en un nguillatún (importante ceremonia espiritual del pueblo mapuche) en la comunidad nuestra. La machi y distintos lonkos de donde yo soy, en esa ceremonia me pasaron un trarilonco nuevo y una manta nueva y ellos me pidieron utilizar estos elementos que ellos me pasaron en alguna actividad que sea winka o en alguna entrevista, y ese fue un compromiso que yo tomé con ellos, fundamentalmente con los lonkos de donde yo soy, que esa fue una iniciativa de ellos. Ellos querían que la gente supiera que yo tenía los símbolos mapuche".
Asimismo, relata que la hija de Guillermo Kurín hizo parte de la vestimenta de Ancalao diseñada específicamente para él. Por su parte, el excandidato de la Lista del Pueblo profundiza en que se trata de una acto sumamente significativo, ya que, según cuenta, Kurín fue el único lonko capaz de alzarse contra Pinochet en dictadura y recuperar tierras enfrentándose al Ejército de Chile.
“La Lista del Pueblo tenía su propia visión, no de todas las cosas, pero en el caso particular mío, eso obedece a esa ceremonia que se hizo en mi comunidad, donde el lonko y su hija llegaron con estos elementos, incluso nos tomamos una foto ahí, no me acuerdo si grabó un video, donde él mismo me decía 'tiene que usar esto, tiene que usar esto otro', porque en la cosmovisión mapuche eso tiene también una protección (…) ellos veían de alguna manera que yo me veía como muy awinkado. Decían que no había una diferencia entre la ropa que usaba Kast y la que usaba yo. Entonces claro, eso me pareció un insulto, pero yo lo tomé con altura de miras”, finaliza entre risas.
- Dentro de toda esta trayectoria, de lo que fueron las diferentes candidaturas de la Lista del Pueblo, en términos mediáticos se mantuvo, sobre todo para la elección de la Convención Constituyente, una propuesta visual y de campaña bien agresiva y disruptiva. Cuando uno pasa de esa postura a la suya, se aprecia una suerte de moderación en términos políticos. ¿De haber sido candidato a la presidencia habría mantenido en la campaña un estilo así de agresivo o se hubiera centrado?
“Esta es una pregunta técnica muy importante. Yo creo que, en primer lugar, yo nunca fui de la Lista del Pueblo, por lo tanto yo nunca estuve con los parámetros de ellos en términos comunicacionales y en términos de imagen, nunca. Yo entré dos semanas antes de la inscripciones porque se ganó una campaña de recolección de firmas online (...) nunca participé con ellos en ninguna reunión hasta que nos invitaron mediante un correo electrónico que dirigieron a mi jefe de campaña y ahí aceptamos”, señala, añadiendo que, de entre los nombres que este fin de semana pudieron haber estado en la papeleta, figuró el del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp.
“Yo no era el candidato de ellos, ellos tenían en primer lugar al alcalde de Valparaíso, después como que no, después fue Cuevas… y todo eso lo publicaron en la prensa, pero yo nunca formé parte de ellos, nunca fui candidato de ellos inicialmente. Mi papá me dice hasta el día de hoy que nunca tendría que haberme metido ahí en esa primaria, que tenía que haber continuado solo -dice bromeando-. Me decía '¿pero para qué te metiste, si tú no necesitabas nada'. Y bueno, mi papá es un mapuche que no fue nunca a la escuela, pero que tiene una visión muy clara de las cosas, y también mi esposa se enojó conmigo porque yo me había metido (en la Lista del Pueblo). '¿Pero por qué te metes en eso? Si te hubiesen querido apoyar hubieses estado en candidatura hace tres meses, no pueden andar ahora en dos semanas’, decía, entonces estaba muy enojada conmigo. Bueno, entonces con respecto a eso yo siento que mi origen, porque yo soy una persona que viene de un origen que no es de la elite política en las que están las candidatura presidenciales hoy día, yo no pertenezco a ninguna elite y si perteneciera a una sería la de mi comunidad. Entonces claro, yo pienso que la Lista del Pueblo, como es del pueblo, en ese punto teníamos sintonía, pero no hay otra cosa que sea como ideológica. Y estamos de acuerdo en que los problemas de Chile son consecuencia de los que administran el Estado y los que hacen la política, y estamos de acuerdo en eso, pero ellos son personas que se ganaron el odio del poder político. Cuando tú te enfrentas a los poderosos, los poderosos se defienden porque no van a perder sus privilegios porque los están atacando los patipelados como nos llaman ellos”.
- ¿Planea seguir ligado a la Lista del Pueblo o piensa seguir con su propio proyecto y hablar de nuevo de una candidatura presidencial?
No es que yo pertenezca a la Lista del Pueblo o que no pertenezca. Estoy obligado a seguir un camino que no es el que a muchas personas les guste, pero que es un camino de defensa de mi pueblo, y tratar también de explicar que los chilenos no son enemigos de los mapuche, que tenemos un adversario común que son los que hacen las políticas en el seno del poder, que son los que autorizaron la militarización de La Araucanía, son los mismos que han autorizado la creación de las AFP y son los mismos que han intentado condenar a personas inocentes.
-¿Entonces con o sin la Lista del Pueblo?
Claro, yo tengo un compromiso con mi pueblo que es superior incluso a mí.
-¿Darío Quiroga qué rol tuvo?
¿Quién es?
-El sociólogo de La Cosa Nostra, segmento del programa Mentiras Verdaderas de La Red.
Yo no lo conozco, lo único que sé es que él era como el representante de Cuevas, pero yo no lo conozco, no lo he visto nunca en mi vida.
- De los actuales aspirantes a la presidencia, ¿cuáles son los tres que le presentan más resquemores y por qué?
Kast, porque pertenece a la política de la derecha fundamentalista, racista, una persona con una ideología nazi. No debería ser candidato, no se podría permitir eso en Chile luego de un genocidio prácticamente que ocurrió con la matanza de la dictadura de Pinochet, personas que participaron ahí, que fueron parte, no podrían estar hoy día como candidatos presidenciales, porque eso es violencia, para mí, eso es violencia simbólica, y Chile, yo creo, que es el único país que lo permite.
Es un tipo que le gusta que le peguen en la calle para victimizarse, se siente feliz atacando a la gente, le molesta el olor a pobre... a esa gente ideológica no la puedo respaldar y me molesta.
También tengo serios problemas con Sichel, porque Sichel... por lo menos de Kast tenemos claro que tiene una ideología nazista y que se cree de una casta superior a los demás y que él cree que porque él es él puede gobernar Chile, porque así se lo determinó su Divina Providencia. Pero el problema, lo que me molesta de Sichel, es que parece que no tiene ninguna ideología. Entonces dice una cosa, se enojan con él y después dice otra cosa, entonces queda en el medio. El que intenta sentarse en dos sillas siempre se va a caer de espalda.
Y el tercero... a mí me han preguntado por quién va a votar usted, pero el tercero, para responder concretamente, es Boric, porque en su programa, por ejemplo, él habla sobre el tema de las pensiones, donde dejaría en 250.000 pesos de pensiones como fijo, pero ya las personas no tendrían su ahorro personal, y en Chile siempre la persona ha tenido ahorro personal, ahorro del Estado y pone plata el empresario, entonces cuando hace eso yo digo, ¿cómo va a mejorar las pensiones cuando le vas a quitar el ahorro personal a la gente?, eso es una cuestión muy rara, es algo tan revolucionario como dice Mosciatti. Entonces, ahí a mí me empiezan a aparecer problemas.
Además, existe otro problema. Cuando yo tengo un candidato que tiene como asesor de campaña a Mahmud Aleuy, que fue el que montó la Operación Huracán, que fue el que metió presos a hermanos mapuche, que hicieron un montaje de pruebas en la Fiscalía, que tiene al fiscal Arroyo hoy día, que está en la silla de los acusados porque falseó pruebas y ocultó información, o sea, cuando tú tienes en tu equipo de campaña, sobre todo en el tema electoral, a Aleuy, es que tenemos un problema, un problema muy serio porque ¿cómo le vamos a creer que se resuelva la cuestión mapuche cuando tú tienes al que hizo un montaje que dijo que venían armas de Argentina? O sea, ahí entonces yo encuentro una doble moral, y la doble moral nunca permite la construcción y conducción de un país en el cual los postergados tengan condiciones de desarrollo.
Eso me hace pensar que si está Aleuy, está Lagos, y Lagos tiene que ver con la muerte de Alex Lemún, el disparo a Catrileo por la espalda, tiene que ver con la venta de Chile, con los peajes, con un montón de cosas, entonces cuando uno ve este tipo de cosas, ve que es un candidato protegido por la Concertación, por los dueños de la Concertación y los dueños de la Concertación son parte del problema de Chile.
Mientras, y en un análisis más profundo sobre lo que representan los partidos políticos en la construcción del plano político de Chile, Diego Ancalao también criticó en duros términos al Partido Comunista, señalando que “vi mucha animadversión en contra mía, de gente no sólo del Frente Amplio, sino también del Partido Comunista, porque en Chile existen sectores que se creen dueños de los pobres, y que solamente ellos pueden hablar por nosotros y que nosotros no tenemos derecho a hablar por nosotros mismos. Me molesta la izquierda caviar, esa izquierda de salón de té, de salón de café. Me molesta esa izquierda que se sienta a hablar del pobre y le molesta el olor a pobre, le molesta el olor a pueblo. Cuando el pueblo quiere entrar al poder hasta ahí no más estamos bien”, agrega.
¿Le daría el apoyo a algún candidato?
Mira, en esta condición en la que estamos yo no le podría dar el apoyo a ninguno, porque no voy a estar diciendo una cosa por otra, además sería un doble discurso mío.
-¿Cuáles son las principales aristas que hubiera abordado en un eventual plan de gobierno?
Cambiar el sistema de pensiones era fundamental, planteamos la Ley de los Derechos de la Naturaleza, que la naturaleza tuviera personalidad jurídica, tal como lo hace India y Nueva Zelanda, donde los ríos tienen protección jurídica por parte de quienes viven ahí, y eso era un avance bastante sustancial que va mucho más allá del ecologismo, pero también planteamos cambiar la matriz productiva, lo que tiene que ver obligatoriamente con la nacionalización de recursos naturales, con un sistema de desarrollo industrial endógeno, no dejar en manos de privados el crecimiento y desarrollo económico, sino que sea una responsabilidad del Estado, o por lo menos en un porcentaje mayoritario. El plan de gobierno de Boric, por ejemplo, es un plan social demócrata, yo diría 2.0, basado un poco en lo que se ha hecho en Europa. Plantea algunas reformas y Chile podría tener el mismo problema que tuvo España, porque para que las reformas funcionen dentro del Estado uno de los temas que tiene que eliminarse es la corrupción.
Mosciatti en sus comentarios dice que esto es la revolución. Bueno, porque los sectores de la derecha extrema, bien fundamentalistas, consideran un sistema social demócrata un extremo, y lo consideran revolucionario porque para los de la derecha fundamentalista el sistema es capitalista, no es social, no es un sistema que cree condiciones sociales, es un sistema que debe generar riquezas para ellos, por lo tanto, claro, lo ven como una revolución porque Mosciatti pertenece a ese sector de la derecha fundamentalista, pero no es revolucionario, es social demócrata 2.0, una especie de Lagos adaptado a un contexto post pandemia.
Esos son los dos extremos de la hegemonía: uno social demócrata, que quería hacer un poquito más social el crecimiento capitalista y económico, y otro, que es el extremo, que no quiere nada social, quiere más capital, más privatización, privatizar Codelco, privatizar lo que sea, con un objetivo económico donde el centro del desarrollo es la utilidad de ellos mismos. Nosotros planteamos una tercera vía que tiene que ser una mezcla entre estos dos sectores que son de la hegemonía, pero fundamentalmente partiendo desde una política un poco más desde la visión de José Martí, que hablaba de que Latinoamérica debe crear su propia ideología, su propia filosofía y su propia conducción política desde aquí.