El nombre de Santiago Pavlovic ha acaparado gran atención en las últimas horas, pero no por el trabajo del periodista, sino que debido a una querella por maltrato habitual interpuesta por la también periodista Lara El Narekh, su expareja y con quien tuvo dos hijos.
De acuerdo con The Clinic, la acción fue presentada el 23 de junio pasado. En el documento se relata una serie de episodios de maltrato en los que la querellante denuncia haber sido víctima de agresiones psicológicas, sexuales y verbales a lo largo de toda su relación.
El vínculo entre ambos inició en 2000, cuando la periodista, de entonces 22 años, realizaba reemplazos en el Departamento de Prensa de TVN. Allí conoció a Santiago Pavlovic, quien tenía 53 años, y ocupaba una posición jerárquica en su entorno laboral. Se detalla que, en ese contexto, en una ocasión el rostro de Informe Especial la besó sorpresivamente en la boca mientras ella se encontraba sentada en un escritorio.
Asimismo, relata en la querella que durante el primer año temió quedar embarazada y cada vez que manifestaba ese temor, señalando su intención de tomar pastillas anticonceptivas, Pavlovic reaccionaba molesto. “Hasta cuándo vas a estar con ese tema”, le decía.
Otro de los puntos expuestos es que el periodista habría usado su jerarquía laboral para abordarla, y se detallan distintas acciones de violencia verbal: el periodista le decía que “la había sacado del arrojo”, pues ella no era nadie cuando la conoció, o la trataba de “ignorante”. También hacía comentarios de su físico, especialmente cuando Lara El Narekh fue madre, y durante la lactancia Pavlovic se refería a ella como “la vaca lechera” y también se burlaba de su nariz, diciendo que “es muy fea, es un pico de loro”.
¿Qué otros episodios de violencia pesan contra Santiago Pavlovic?
La querella recoge correos que dejan en evidencia el maltrato que sufrió la víctima, escritos donde el periodista le recriminó en 2010 que “tu sobrepeso me provoca una irritación tremenda”, por ejemplo, y se justifica argumentando: “Te dije que yo no te convenía porque tengo un trauma con la grasa humana. Juraste y requete juraste que cambiarías, pero nada de eso ha pasado”.
Otras de las acciones de Santiago Pavlovic habrían sido “castigos de silencio”, es decir, una ley de hielo que podía durar días e incluso semanas. En una ocasión, relata, ella intentó entablar una conversación con su expareja, pero el rostro de TVN reaccionó con violencia y empujándola para que saliera de su camino.
Por otra parte, se menciona que “en el ámbito sexual, el sr. Pavlovic consumía viagra en dosis dobles, a pesar de las contraindicaciones médicas por diversas enfermedades de base, y se quejaba si mi representada se dormía o se negaba a mantener relaciones sexuales. En una ocasión, el sr. Pavlovic perdió sus pastillas ‘viagra’, razón por la cual se enfermó y realizó tratamiento de silencio por días, debiendo mi representada rogarle que le dirigiera la palabra. También ejercía esos castigos si mi representada se negaba a mantener relaciones”.

¿Qué solicita la querella en contra de Santiago Pavlovic?
Según recoge el citado medio, en los últimos años de relación, el periodista desarrolló actitudes celópatas y acusó a su expareja de infidelidades. La tildaba de “fresca de mierda” y “escort”. Es más, se denuncia que Pavlovic revisó conversaciones de WhatsApp y correos de la denunciante e incluso intentó ingresar a su casa escalando al segundo piso.
De acuerdo con Lara El Narekh se vio en la obligación de cambiar la cerradura de su domicilio por los constantes hostigamientos, los cuales no han cesado pese al término de la relación.
En abril pasado, Santiago Pavlovic denunció ser víctima de violencia intrafamiliar y cambió las cerraduras del domicilio en el que actualmente reside, a pesar de que la periodista se encuentra sin trabajo y sin medios para arrendar una nueva vivienda.
Con estos antecedentes sobre la mesa, la profesional interpuso una querella criminal por el delito de maltrato habitual. Solicita las medidas cautelares de prohibición de acercamiento y obligación de abandonar el hogar común que comparten.