???Qué no te de pena??? me dice mi señora al despedirnos. Mientras camino por Valdivia, mi señora adivina que lo hago con un dolor penetrante. Siento una rabia que no sabe por donde salir. Una impotencia que no sé por donde explotará.
Hace frío, pero a quién le importa. No hay bocinazos ni gritos. No hay alegría. Todos tienen plena certeza que nada hará retroceder el tiempo para arreglar tantos y tan graves errores.
Estoy en el sur, pues este miércoles inicio una serie de charlas en cada una de las comunas de la Región de Los Ríos, contratado por el Gobierno Regional. Parto a las 11 horas con alumnos de tercer y cuarto medio en el Liceo Industrial de Valdivia, y sigo a las 19 horas en la Universidad Austral con una charla abierta a la comunidad.
Ni idea de dónde voy a sacar fuerzas para pararme frente a los asistentes y empezar a transmitir respecto de los valores y beneficios que trae la actividad física. Me interesa contarles cómo podemos crecer como sociedad en un ambiente donde el deporte sea pieza fundamental de nuestro desarrollo y vida en comunidad.
No va a ser para nada fácil el discurso. El golpe es demasiado fuerte. Partió aquella noche en que caimos por 0 a 3 contra Paraguay y siguió con la derrota frente a Bolivia. La preparación de ese partido me llamó muchísimo la atención. Sentí que el liderazgo se había extraviado. Se planificó poco y no se usó la ciencia y la tecnología. Así nos fue en La Paz.
10 años de alegrías
Reapareció la ilusión como un bálsamo con el angustioso, pero merecido triunfo sobre Ecuador, y se esfumó hasta transformarse en una pena gigantesca con la derrota ante Brasil. No solo duele haber perdido.
Aumentan las dolencias al ver que en Sao Paulo nunca quisimos jugar como ya nos había acostumbrado este equipo. Sentí que el reloj retrocedía más de 10 años cuando veía el partido frente a Brasil. El camino se había torcido y volvíamos atrás a pasos agigantados.
Ese retroceso hay que detenerlo ahora mismo. Se deben sacar todas las conclusiones en un muy breve plazo y de ahí en adelante planificar con vistas a jugar como al pueblo chileno le gusta: dando espectáculo por sobre todas las cosas.