Tras su bullado paso por "Mundos Opuestos" de Canal 13, el joven Diego Venegas (20) conversó en exclusiva con El Filtrador para hacer un balance de una experiencia que lo marcó a fuego. El excompañero de Ignacia Michelson se sinceró sobre las críticas y las lecciones aprendidas, defendiendo su forma de ser con una potente reflexión: "Prefiero vivir en una película de amor, de superhéroes o de acción, antes que en una de terror, drama o tragedia".
Además, reflexiona sobre si se arrepiente de alguna actitud dentro de la casona, cuenta cómo ha sido enfrentar desde fuera los comentarios de sus compañeros, y responde a las críticas que ha generado su romance con Ignacia Michelson.

¿Cómo fue para Diego Venegas su paso por el reality "Mundos Opuestos"?
Es intensa, porque las emociones suben y bajan constantemente. En ese lugar ("Mundos Opuestos") estás muy lejos de tu familia, de tus amigos y de las personas que realmente amas. Hay instantes llenos de belleza, pero también momentos profundamente frustrantes.
Cosas lindas que aprendí ahí fueron valorar lo simple: valorar una buena comida, valorar el agua caliente, valorar un buen entrenamiento. Son cosas que uno deja de notar en la vida real y, después de salir de ese lugar, sentí que valían más que cualquier otra cosa. También valoré más mis relaciones familiares. Y es muy loco, porque uno sale de estos encierros y rápidamente vuelve a la normalidad, a esa lejanía con la familia o los amigos. Todo se vuelve rutinario y uno deja de darle valor a lo realmente importante, porque, finalmente, nos adaptamos; somos animales de costumbre.
Entonces, nada, encuentro que eso fue muy positivo, me dejó una linda enseñanza. Creo que lo peor fue darme cuenta de que no puedo confiar en cualquier persona. Sí, yo confiaba en todo el mundo. Estaba en una volada muy mística, pensaba que todas las personas querían entregarte algo bueno, o si yo me mantenía entregando cosas bonitas a los demás, de alguna forma eso se me iba a devolver. Sigo con el mismo pensamiento, pero ahora con ciertos límites.
¿Se arrepiente de algún momento o actitud que tuvo dentro del reality?
Sí, me arrepiento de una situación en particular que ocurrió dentro del reality. Fue durante una competencia en la que la Nicole (Leiva) estaba teniendo dificultades para superarla. Ese día yo estaba nominado, así que sentía mucha presión y pensaba que teníamos que ganar sí o sí. Quería ganar, quería que mi equipo me acompañara, que me alentara. Llevábamos muchas semanas perdiendo y yo deseaba que ese momento fuera un punto de inflexión para nosotros. Entonces, reaccioné desde un lugar muy de liderazgo, casi como una víbora, tratando de decirle a mi equipo cómo hacer las cosas, sin escuchar a nadie. Fui súper porfiado y, al final, me di cuenta de que todo lo que dije o imaginé no funcionó como esperaba. Perdimos la competencia. Después de eso, hice unos comentarios muy positivos, con una actitud motivacional y de superación, para darle ánimo a mi compañera, que lo había pasado mal, estaba angustiada porque recién había entrado al cielo y a esa dinámica. Yo sabía que estaba nerviosa y me había acercado a ella en varias ocasiones para decirle “ánimo, tú puedes”, para alentarla.
Cuando terminó la competencia, esos discursos positivos, aunque bien intencionados, resultaron ser lo último que mi equipo quería escuchar. Habíamos perdido, y en medio de mi frustración, improvisé un discurso que ni siquiera sé de dónde salió. Esa intervención, lejos de unirnos, terminó generando un conflicto con todo mi equipo. Mi enojo por no haber ganado y por quedar nominado me llevó a adoptar una postura arrogante, como si tuviera que darles una lección sobre cómo hacer las cosas bien. Pero la realidad es que yo estaba tan afectado como ellos. Nuestra falta de cohesión como equipo quedó en evidencia, y ese momento marcó un punto crítico en el que, en lugar de fortalecer los lazos, terminé ganándome su rechazo.
Hoy lo encontramos chistoso y nos reímos de eso, pero en ese momento lo pasé mal. Yo tenía un discurso y una idea muy marcada de: “Cabros, se están equivocando, lo están haciendo mal”. Después me puse a pensar y dije: no sé qué estaba diciendo en ese momento. Claro, sentí esa emoción después de tanto tiempo en el "Pasado".
¿Cómo ha sido ver "Mundos Opuestos" desde fuera? ¿Hubo algún comentario de sus compañeros hacia usted que le molestara?
Al principio, cuando recién salí, me sorprendió la actitud de algunos compañeros porque me veían como demasiado ingenuo. Yo sé que tengo una vibra ingenua, porque me gusta esperar lo mejor de los demás, pero también sé cuándo y cómo hacer las cosas. A veces había actitudes o comentarios que nunca me dijeron en la cara, pero que hablaban de mí como “el Diego ingenuo”. Me querían y me abrazaban con cariño, pero a la vez era extraño, porque eran cosas que nunca se me comentaron estando adentro. Me molestaba un poco que la ingenuidad se viera como algo negativo, como si fuera un defecto.
Me llamaba la atención que muchos pensaran que yo tenía que cambiar esa forma de ser. Yo siento que esa esencia es lo que me hace ser quien soy, alguien que quiere entregar algo bonito al mundo. Y está bien. El hecho de que ellos hayan vivido cosas que los llevaron a pensar más en sí mismos no significa que yo esté mal. Creo que hacen falta más personas que quieran aportar algo lindo a los demás. No me considero ingenuo ni “bueno” por eso, simplemente soy una persona positiva, idealista, y me gusta ser así. Prefiero vivir en una película de amor, de superhéroes o de acción, antes que en una de terror, drama o tragedia.
Su romance con Ignacia Michelson ha sido muy comentado y criticado tanto dentro como fuera del encierro. ¿Cómo se toma esas críticas?
Es importante recordar que, más allá de las críticas, nunca podemos saber realmente lo que sucede en una relación. Nadie tiene la historia completa. Las personas desconocen lo que se comparte en la intimidad, cómo se conecta con el otro o los momentos que han vivido juntos. Es fácil emitir juicios basados en percepciones limitadas, que muchas veces resultan erróneos. Es como cuando un amigo te cuenta que discutió con su pareja; opinamos desde lo que escuchamos, sin tener en cuenta los instantes de felicidad o las risas compartidas. Solemos enfocarnos en lo negativo que nos muestran, ignorando el panorama completo. A menudo se le da más peso a lo malo cuando debería ser al contrario. Lo negativo siempre estará presente, pero es desde ahí donde se debe construir y trabajar, porque ninguna relación, ya sea de amistad o de pareja, es perfecta.
Con Ignacia, desde que la conocí, vi un lado distinto de la vida. Ella me aterrizaba desde mi idealismo y me entregaba una vibra de simpleza. En ese lugar me sentí muy contenido por ella. Yo estaba lejos de mi familia, a veces bajoneado, y ella se tomaba todo con humor. Yo soy muy intenso, hipersensible, y ella me enseñaba a no tomarme las cosas tan a pecho. Gracias a ella fui muy feliz ahí adentro. Más allá de que es un show y había que jugar, conocí a una persona muy bonita, con carencias y trabas por todo lo que ha vivido. Yo, desde mi idealismo, quise mostrarle algo distinto, y creo que abrí una puerta que hacía tiempo no veía. Muchos decían que ella mostró otra faceta conmigo, una Ignacia más entregada, que volvió a confiar.
Mi relación con ella no ha sido fácil, hemos tenido altos y bajos como todos, pero lo más importante es que yo esté feliz. Y lo estoy. Si soy feliz con ella, eso es lo que vale. Lo negativo siempre se puede trabajar, y hasta ahora lo hemos hecho. Estoy muy contento.