La eterna controversia de la doctora Cordero y sus diagnósticos frente a las cámaras

De Guarello a Kaminski, pasando por Barriga y el exministro Ávila, la psiquiatra y diputada ha construido un historial mediático entre aciertos clínicos y controversias judiciales.

Doctora Cordero y sus polémicos diagnósticos por TV
Doctora Cordero y sus polémicos diagnósticos por TV

María Luisa Cordero lleva años navegando en la delgada línea que separa la medicina de la opinión pública. Psiquiatra de formación, diputada en ejercicio y panelista televisiva en múltiples espacios, ha hecho de sus diagnósticos “al aire” una marca registrada. Una marca polémica, capaz de encender redes sociales, generar querellas e incluso recibir reconocimientos por aciertos médicos que los propios aludidos han admitido.

Cuando el diagnóstico se convierte en espectáculo

La doctora suele hablar sin filtro. Basta una cámara, un micrófono y un rostro conocido para que despliegue su ojo clínico, apuntando posibles trastornos, rasgos de personalidad o condiciones médicas. Lo ha hecho tantas veces que hoy existe un archivo nutrido de sus intervenciones más comentadas. Algunas terminaron en tribunales; otras, en portadas de diarios; unas pocas, en agradecimientos.

El enfrentamiento con Guarello

En Podemos Hablar (2022), Juan Cristóbal Guarello no aguantó más y la enfrentó en vivo: “Ya que la doctora Cordero tiene la costumbre de dar diagnósticos al aire, yo le voy a dar uno a ella: es una arribista, su problema es un arribismo enfermizo”. El periodista había sido descrito por ella como un hombre con rabia contenida y depresión. Cordero, lejos de retractarse, defendió su método: la semiología, dijo, le permite identificar síntomas con solo mirar. Incluso relató que había salvado a un joven con neumotórax gracias a esa observación. El choque quedó grabado como uno de los debates más tensos entre periodismo y psiquiatría televisada.

Kaminski, la última “víctima” mediática

Más reciente fue el caso de Francisco Kaminski. Durante un late, la diputada lo tildó de “estafador” y sugirió rasgos psicológicos que, según ella, explicaban su comportamiento. El animador reaccionó en las redes sociales de El Filtrador con sarcasmo: “Qué se puede esperar de una persona como la doctora Cordero. Risa y pena me produce”. No hubo querella, pero sí un nuevo capítulo en la larga lista de personajes expuestos a su estilo directo.

Cathy Barriga, del set al tribunal

No todos reaccionan con memes o ironías. Cathy Barriga llevó las palabras de Cordero a tribunales. La psiquiatra había hablado de “encefalopatía de altura” y de “rasgos histéricos”, sugiriendo incluso tratamientos extremos como electroshock. La entonces alcaldesa de Maipú interpuso acciones legales por injurias y calumnias, dando origen a uno de los pocos procesos judiciales que ha enfrentado la parlamentaria por sus dichos en televisión.

Cuando los diagnósticos fueron ciertos

No todo es polémica. En 2023, María Luisa Cordero señaló que, al ministro de Educación de ese entonces, Marco Antonio Ávila, lo veía con la piel más “café” de lo habitual, lo que le hizo sospechar de un daño hepático. Aunque muchos cuestionaron si ese tipo de observación bastaba para emitir un diagnóstico, semanas después Ávila le habría reconocido a la médico psiquiatra que le "habían encontrado alteraciones en sus pruebas hepáticas”, lo que algunos interpretaron como un respaldo parcial a lo que la diputada había afirmado en televisión.

La línea entre la libertad de opinión y la ética médica es difusa en la televisión. Hablar de síntomas sin examen clínico ni consentimiento expone a los aludidos a la humillación pública, a la estigmatización o incluso a daños laborales. En el caso de la polémica Doctora Cordero, su figura se ha convertido en un espejo de la televisión chilena: un medio que, por rating, tolera y amplifica diagnósticos que en otros contextos serían confidenciales.

El Filtrador Informa: los límites del diagnóstico público

Un diagnóstico médico exige examen clínico, pruebas de laboratorio y consentimiento informado. Cuando esas reglas no se cumplen —como en los comentarios de María Luisa Cordero en televisión— se habla más de opinión que de medicina. El problema es que la opinión de una doctora y diputada no pesa lo mismo que la de un espectador: puede dañar reputaciones, abrir causas legales y generar estigmas sociales.