Se instauró un día anglo que terminó siendo una jornada de resurrección de viejos estandartes; se les llamó artistas de nicho y así se justificó su pasado glorioso, pero con un presente dudoso.
Otra de las grandes críticas de esta edición N 59 fue la dirección televisiva. Si bien ésta recae en Carlos Marti, asistente de dirección, el responsable final es Alex Hernández.
El "switcheo", acción de elegir una cámara y sacar ese encuadre al aire, es un arte. A mi entender es la interpretación que el director quiere dar en ese instante y, ese sentido, es muy subjetivo. Es lo mismo que pasa cuando vemos una obra de arte, varía según criterio, edad, momento, etc. Por lo tanto yo aplaudo a Alex Hernández. Se inmoló en redes sociales por tratar de ser distinto e interpretar sus sentimientos y sensaciones del minuto. Eso es arte.
Quizás el único comentario que puedo hacer sobre lo mismo es la "contaminación" en pantalla: demasiada información, GCs muy grandes y mucho video en recuadro mientras el foco de atención estaba con el artista. El abuso del recurso provoca daño.
Jamás se te puede olvidar, querido Alex, que estás televisando una situación y no una situación televisada.
Pero no todo es malo, ni menos cuestionable. El canal organizador optó por un camino fácil y con ciertos puntos a favor en estos ocho años. Uno de ellos fue tener a Maluma como jurado el año 2017. Sin duda un contrato firmado antes de la explosión internacional del cantante.
En la era CHV jamás pudieron revertir los fines de fiesta de madrugada, tampoco hicieron mucho por realzar las competencias, convertidas en instantes donde ni siquiera el jurado estaba dispuesto a escuchar.
Finaliza el período y el concurso de la reina muestra una nueva cara, algo más recatada en la forma, pero notablemente malintencionada en el fondo. Los canales se mostraron los dientes, se pegaron palos monumentales e hicieron todo lo posible por imponer su candidata, lejos de todo fair play. Quizás la solución sería transparentar aún más las bases para no tener que descalificar a mitad de camino a los que hacen trampa. Tampoco se entiende que una participante de la competencia folclórica participe por la corona si no representa a un medio, requisito que era ineludible hasta hace algunas temporadas.
En todo el mundo paralelo al Festival, la Gala es quizás el mejor acierto. Es un festival en sí mismo. No hay un momento en todo el año donde los chilenos opinen más de moda que durante esa transmisión. Todos hablan de escotes, calce, tallas, etc. El cahuín, al estilo de la periodista Mariela Sotomayor su lengua del pueblo, en su máxima expresión.
Se apagan los monitores en la Quinta Vergara y comienzan a llegar las propuestas para la nueva licitación.
La industria revela que Canal 13 y Mega son los canales interesados en quedarse con los cuatro próximos festivales. Incluso se habla de una hipotética alianza, al estilo de la funesta relación Canal 13-TVN que alguna vez se adjudicó el certamen.
Al municipio viñamarino le interesa el ingreso de dinero fresco a sus alicaídas arcas. Por lo mismo, a ellos poco les importa si Lucho Jara o Martín Cárcamo toman el micrófono. El criterio es monetario y no ???artístico???.
En el recuerdo de la edición 2018 quedará la notable falta de voz de Bosé y su cuestionado premio; el chascarro de Bombo Fica y su musa inspiradora, Mariela Montero; el tremendo show de Carlos Vives y el potente sonido de Europe. Para olvidar las baladas de Schuster y la somnífera voz de Dióscoro Rojas en el fallido homenaje a Nicanor Parra.
La era CHV se apaga y llega la hora de los balances. Surgen preguntas como la necesidad de cambiar los premios algo devaluados con el paso de los años; otros hablan de techar la Quinta y algunos ya sueñan con tener a Shakira en la edición 2019, ocasión donde se celebrarán las seis décadas del certamen. Lo cierto es que llevo seis días viendo el festival hasta la madrugada -por Dios que cierra tarde- y ya es hora de dormir. Hasta la vista, amigos de CHV. Me cuentan -"por interno"- que a esta hora Alex Hernández en la celebración final en el Hotel Gala lee a su equipo cifras de rating obtenidas durante las jornadas. El promedio es 25 puntos. Un logro. Claro está, pero no olvidemos que se miden los maratónicos horarios, momentos donde el Festival corrió solo en la disputa de audiencia.
A descansar, amigos de CHV. Pueden cerrar la sucursal viñamarina con el sabor del deber cumplido.