En una reciente entrevista, Paula Pavic contó detalles hasta ahora desconocidos de su proceso de divorcio con Marcelo “Chino” Ríos, con quien estuvo casada 15 años.
“Sé que después de esto lo que viene para mí es muy grande. Cuando logre superarlo, estaré orgullosa de mí. Mi separación es, sin duda, la situación más difícil de mi vida, pero también una oportunidad para mostrarle a otras personas que hay una luz detrás de esto”, expresó la relacionadora pública.
En conversación con Revista Velvet, Paula Pavic explicó que la primera vez que se separó del extenista fue en marzo de 2023, en junio retomaron su relación, pero en octubre se dio el quiebre definitivo.
“Comencé a dejarme de lado nuevamente y a normalizar cosas que no eran”, dijo. “Yo no le importaba. No tenía el mismo interés en mí que sí sentía por otras personas. Veía, por ejemplo, cómo miraba mujeres en internet o en el gimnasio, lo que me hacía sentir que yo no era suficiente”, agregó, indicando que incluso le propuso que tuvieran una relación abierta, idea que Marcelo Ríos no aceptó.
“El amor de pareja trascendió al amor que uno siente por un hijo. Es un cariño incondicional. A Marcelo lo voy a querer siempre, pero dejé de amarlo como pareja; hoy no podría darle un beso. Es heavy; no lo hemos conversado, yo creo que él aún no lo asume”, sostuvo.
¿Por qué Paula Pavic cuestionó al papá de Chino Ríos?
Por otro lado, la coach motivacional se refirió a su exsuegro, con quien tenía una buena relación hasta que “empecé a trabajar en network marketing”, expuso. “Pareciera que me estoy divorciando de mi suegro también. Ellos pretenden que yo no me quede con los niños para disminuir al máximo el costo de la pensión", indicó.
En ese sentido, Paula Pavic explicó que el padre de “Chino” Ríos “es quien fija los montos, lidera las reuniones con los abogados. Marcelo siempre le consulta cuando debe tomar una decisión; lo asesora en todo. Estábamos llevando el divorcio en buenos términos, nos contábamos, incluso, cosas íntimas de nuestra vida actual”.
Según contó, esa relación cordial se quebró cuando lo escuchó hablar con su papá. “Decían que poco menos yo quería quitarle su plata. Y hablaban de buscar la mejor manera de sacarme de la ecuación y les saliera lo más barato posible este mal negocio”, sostuvo.
“Ahí mi suegro planteó que me fuera a un departamento de dos dormitorios, de dos mil 500 dólares al mes y Marcelo se quedara con los niños para darme lo menos posible. Mis hijos pasaron a ser un objeto: para el lado que se vayan, se iría la plata. Escucharlos fue asqueroso, me dieron ganas de vomitar. Desde ese día se quebró todo, no volví a hablarle a Marcelo”, añadió.