En el estreno de la segunda temporada de Gran Hermano Chile, transmitido por Chilevisión el viernes por la noche, se revelaron dos dinámicas que la producción había mantenido en secreto. Estas nuevas estrategias están diseñadas para confundir a los participantes y hacer la competencia más interesante.
Y es que, por meses la señal dependiente de Paramount viene trabajando en el proyecto que sería su apuesta para competir por la audiencia en la cotizada franja prime, realizando múltiples cambios a este nuevo ciclo del programa.
En efecto, hasta antes de su estreno, los lineamientos eran que, en esta oportunidad, los participantes serían 12 personalidades reconocidas en el mundo del espectáculo y otras 12 personas anónimas; los concursantes tendrían contacto con el exterior a través de un mediador; se contemplarían competencias de fuerza física; los participantes se dividirían en dos equipos; e incluso se acondicionó una tétrica habitación conocida como "el sótano", donde serían confinados los perdedores de las pruebas.
¿Cuáles son las sorpresas que estaban reservadas para el estreno de Gran Hermano?
Sin embargo, en la emisión de la noche del viernes, la animadora del programa, Diana Bolocco, comunicó en vivo y en directo dos nuevas directrices sorpresa que podrían afectar el desempeño de los jugadores en la denominada "casa más famosa del mundo".
Tras el flamante ingreso de 22 concursantes a la casa-estudio, Bolocco presentó a las gemelas Camila y Valentina Abello, oriundas de Colombia, quienes entrarían al reality de una forma poco convencional.
La idea es que una de las gemelas ingrese a la casa por un periodo de 24 horas mientras la otra se mantiene incomunicada en un hotel, intercambiándose a escondidas sin que los demás participantes se enteren de la dinámica dado que sus diferencias físicas son prácticamente imperceptibles.
No obstante, esta no fue la única triquiñuela que el programa introdujo en su emisión debut. En la primera temporada, uno de los grandes problemas que debió enfrentar la producción fueron los fanáticos que se instalaban afuera de la residencia para gritar con megáfono consignas que podrían entregar a los participantes información del exterior, frente a lo cual muchos optaron por modificar sus comportamientos en el encierro.
Lejos de tomar medidas para cesar con esta práctica, Diana Bolocco confesó a los concursantes que, periódicamente, se enviaría a gente de la producción para gritar enunciados falsos, dejando a criterio de cada uno si optaban por fiarse de las voces del exterior o hacer caso omiso.