Corría el año 2016. Mauricio Pinilla se encontraba en uno de los mejores momentos de su carrera; hace poco más de un año, el en ese entonces jugador activo de fútbol se había convertido en la flamante incorporación del club italiano Atalanta. Y jugando para la selección chilena, integrando la denominada "generación dorada", el hoy rostro de Televisión Nacional, en junio de ese año, sería protagonista del segundo título continental de Chile.
Con ese favorable contexto, en julio de 2016 Pinilla lanzaría una entusiasta arenga: "los chilenos están tristes y reprimidos y nosotros queremos que con este relanzamiento la gente salga de sus casas a divertirse y conozca cosas nuevas", apuntó a diario El Mercurio. La invitación era a conocer su nuevo negocio: Bar Constitución, su incursión como empresario del entretenimiento nocturno.
La apuesta era ambiciosa. Con Julio Cereceda y Nicolás Pardo como socios, se embarcó en una inversión de USD $500 mil -más de 400 millones de pesos actuales- para revivir el emblemático Bar Constitución, emplazado en pleno barrio Bellavista en la comuna capitalina de Recoleta. Aunque pensaron en montar un recinto propio, se decantaron por darle una nueva oportunidad a la marca del recinto -cerrado desde 2014- porque aún era reconocible y gozaba de cierta popularidad.
Y las rampantes prospectivas no conocían límites, al menos no territoriales, ya que los socios esperaban recuperar su inversión en un acotado plazo de dos años para, luego, abrir sucursales en otras locaciones del país. Esa sería la primera vez que la prensa le pondría atención al emprendimiento del ahora exfutbolista.
Dos años más tarde, en 2018, el Bar Constitución volvería a estar en titulares de los medios luego de que en el establecimiento se llevara a cabo una fiesta de relanzamiento que tendría a varias personalidades de la industria criolla del espectáculo festejando el éxito de Mauricio Pinilla como empresario nocturno. Nadie podría predecir que la inversión inicial no se había recuperado y que aquel jolgorio sería el principio de un amargo final marcado por una revuelta social, una pandemia y pésimas decisiones administrativas.
Todo quedó en un sueño; una promesa rota de antemano por omisión. Y derivó en una serie de demandas por parte de los propios trabajadores y proveedores mientras Pinilla y sus socios estaban a la cabeza del proyecto. Algunas en cumplimiento, otras aún en trámite, El Filtrador revisó los archivos de 33 cortes buscando los documentos que involucrasen directamente a Mauricio Pinilla y a su padre, Ricardo Pinilla -en calidad de representantes legales del Bar Constitución- encontrando que, entre suma y resta, se les exige el pago de más de $120 millones de pesos por montos adeudados, una cifra que, en un principio, alcanzaría sólo $50 millones, según trascendidos de prensa.
De la barra a la corte
Una de las personas que hoy está más enfurecida con el exfutbolista es la misma que en 2018 era su mano derecha en el Bar Constitución. Se trata de Jorge Orellana, exgerente del Negocios del recinto. Hace sólo tres semanas, a través de redes sociales, se referiría públicamente y en duros términos hacia Pinilla, tratándolo derechamente de "estafador".
Al mismo tiempo, acusó al exseleccionado nacional de fútbol de deberle la suma de $15 millones de pesos. En efecto, según se observa en un documento del 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago -ingresado en enero del 2019-, Orellana demandó al Bar Constitución con Ricardo Pinilla en calidad de representante legal por el no pago de cotizaciones de seguridad social acusando graves incumplimientos de los códigos laborales.
En junio de ese año la justicia fallaría a favor del exgerente del bar. En un texto que emana del Juzgado de Cobranza Laboral y Previsional de Santiago, se exige al padre del exfutbolista pagar la suma de $14.752.715 más costas personales y legales que ascienden a $500.000. Pese a que la sentencia se encuentra legalmente en cumplimiento, Orellana, en conversación con El Filtrador, declara que no ha visto ni un peso. "Yo por mi parte doy mi plata por perdida (...) No les pueden embargar nada porque no tienen nada a su nombre", señala.
Sin embargo, Orellana no es el único que no ha podido saldar cuentas con el Bar Constitución durante la "era Pinilla"; para comprender el rol de los demás actores implicados, es preciso conocer las complejas dinámicas internas, errores logísticos, comerciales y malas prácticas que acabaron con las ambiciones de los socios del bar.
"Para mí fue un gran proyecto, un gran desafío, porque el Bellavista tiene un estigma difícil. Pero, finalmente, duró cuatro meses. Era algo inexplicable el no tener plata. Abrimos el Año Nuevo y no teníamos caja para comprar copete, nadie me pescaba el teléfono… no lo podía creer. Me hablaron de millones y después no había ni uno", comenta el exgerente de Negocios de Bar Constitución.
En este sentido, menciona que una de las situaciones más compleja era el hecho de que Ricardo Pinilla se presentara periódicamente para retirar personalmente el efectivo de la caja registradora. "(Él) administrador tenía instrucciones de que el efectivo lo tenía que depositar o que Ricardo (Pinilla) lo retiraba, todos los días. Eso era sagrado. Finalmente, a mí me dejaban sin caja", menciona a este Portal Jorge Orellana.
Ello implicaba que, en casos de emergencia, no hubiera dinero para sortear imprevistos de magnitud. Sumado a ello, Orellana comenta que esta dificultad creció como una "bola de nieve", según recuerda, ya que el conducto regular era que los socios dueños del bar debían pagar a proveedores mediante transferencias, algo que no siempre había ocurrido.
Abiertamente, el exfuncionario del local nocturno reconoce que en ocasiones él tenía que poner dinero de su propio sueldo para hacer frente a eventualidades: "cuando me ponía pesado le decía a Mauricio, 'viejo, yo no puedo trabajar en estas condiciones, no tengo plata. Me pagas el sueldo y tengo que empezar a gastar de mi plata para pagarle al personal. Esto no puede ser ¿Hasta cuándo?'", apuntó. La respuesta, según Orellana, era la promesa de nuevas inyecciones de recursos al bar, algo que no se habría materializado.
La situación se habría vuelto más crítica hacia finales de 2018. Cuando comenzó a ver que el problema aún no se revertía, Orellana decidió tomar cartas en el asunto y giró una orden que no dejaría contentos a los dueños del bar, particularmente a Ricardo Pinilla.
"En diciembre tenía una deuda grande con el personal y yo le doy la orden a mi administrador que no le entregara la plata a Ricardo (...) ahí se ofuscó. Me dijo '¿qué te creís, tal por cuál?'. Con todos los insultos que te puedas imaginar. Esto fue por teléfono. El nivel de vocabulario que usó hacia mi persona fue fuertísimo y le dije que me iba y que los iba a demandar", señala Jorge Orellana, ahondando en el factor de que "tengo 16 años de experiencia en esto (…) nunca me había pasado algo como esto, con estas malas prácticas".
El administrador al que hace referencia Orellana es Franco Torres. Al igual que el exgerente, demandaría al Bar Constitución por el no pago de cotizaciones. También en el Juzgado de Cobranza Laboral y Previsional de Santiago figura un fallo a favor de Torres, donde se le exige a Ricardo Pinilla pagar la suma total de $5.360.569 al extrabajador.
A este punto, las deudas de las que es posible dar cuenta totalizan $20.613.284, sin embargo, ello es solo la punta del iceberg, ya que dos demandas civiles podrían elevar esta suma a montos mucho más elocuentes.
Al tanto de todo lo descrito hasta este minuto, Orellana reflexiona y se cuestiona las bases del proyecto: "yo pienso que hay aquí un tema de ego de Mauricio porque él se construye un bar para ir a carretear", relata.
Remodelar la casa
Pues bien, dejar a la administración sin recursos para enfrentar el día a día y el no pago de cotizaciones son sólo dos de los problemas que describe el exgerente de Negocios del Bar Constitución. El tercero, rememora Orellana, guarda relación con la capacidad del recinto.
"El local me lo entregaron como para algo así de 600 personas, pero con 300 ya colapsaba, las proyecciones de venta obviamente no se iban a cumplir", expresa el exfuncionario. En efecto, según lo planteado, sólo ciertos ambientes del local estaban habilitados para su uso. El espacio necesitaba ser remodelado de manera importante para cumplir con las proyecciones de ventas que le diera viabilidad al proyecto y eso Mauricio Pinilla y sus socios lo sabían.
Por eso, en junio de 2018, el exfutbolista estableció contacto con el diseñador de imagen Rodrigo Miranda, quien -según se aprecia en una demanda civil interpuesta por el también director de arte en contra de Pinilla- habría sido contratado para encargarse de hacer los arreglos necesarios. La instrucción que le habría dado el exfutbolista fue la de tratar directamente con Julio Cereceda para todo lo que fuera relativo al pago de servicios e insumos.
Los servicios del diseñador de imagen y su equipo habrían sido contemplados para tres etapas referidas a la escenografía, modificaciones al interior del bar y cambios en la fachada del recinto. Las fases se completaron -con importantes atrasos debido a eventuales omisiones y adiciones de requerimientos por parte de los socios del Bar constitución- el 31 de octubre de 2018.
Ahí comenzarían los problemas de mayor envergadura, toda vez que Miranda, en los fundamentos de su demanda, explicaría que a partir de esa fecha comenzó a enviar "fotos y videos de todos los espacios terminados, fotos de los eventos realizados, más de 30 fiestas, y fotos de los detalles que dan cuenta de resultados óptimos al respecto, sin embargo, Julio Cereceda, uno de los administradores del reciento y coordinador de la demandada, textualmente me indica que sólo habría recibido reclamos en su contra", afirmación de la que Miranda desconfía.
Así, el demandante indica que posteriormente Julio Cereceda le diría que "no le sirven las fotos y que sólo le sirve que termine todo como corresponde", ante lo cual se pusieron en contacto con Jorge Orellana para "determinar qué era lo que supuestamente estaba mal hecho o cuáles eran los problemas para finalmente establecer que todo está correcto y funcionando muy bien y que sólo en la ilusión del señor Cereceda estaba la idea contraria y que sólo buscaba eludir el saldo adeudado por los servicios prestados", se esgrime en el texto de la demanda.
Tras este incidente, Miranda buscó contactarse, primero con Cereceda y luego con Mauricio Pinilla, recibiendo, acusa, una serie de respuestas evasivas y negativas para dilatar el pago de un monto contemplado en la demanda que asciende a la suma de $36.984.400 más costas legales e intereses.
Cabe destacar, incluso en el proceso de notificación legal, funcionarios de los organismos de justicia tuvieron problemas para informar a Mauricio Pinilla sobre determinada etapa de la causa en su contra.
Llama la atención dos registros en particular, fechados el 12 y el 17 de agosto de 2021, donde un ministro de fe da cuenta que concurrió a las dependencias de Televisión Nacional (TVN) en Bellavista 0990, uno de los lugares donde Mauricio Pinilla trabaja, pero el exfutbolista no pudo ser notificado ya que, según la producción, se encontraba grabando el programa matinal Buenos días a todos.
Así las cosas, la defensa de Pinilla, en este caso, se basa en que Miranda "habría prestado sus servicios para con Bar Constitución SpA, mas no con don Mauricio Pinilla Ferrada", se indica, buscando eximir al rostro televisivo del pago de la deuda.
Pagar el alquiler
Tan importante como remodelar la casa es pagar la renta. Este tópico es uno de los más complicados de comprender en la trama que liga a Mauricio Pinilla al Bar Constitución y las eventuales deudas que tendría que asumir por el concepto de rentas atrasadas del inmueble, pago de intereses, multas e indemnizaciones.
Y es que en el 9° Juzgado Civil de Santiago yace una demanda interpuesta por Samy Yagoda en representación de Restaurant-Pub Quetzal Limitada -empresa dueña de las patentes de restaurant, discoteque y cabaret con las que operaba el Bar Constitución- e Inversiones Yagoda Group -empresa dueña del inmueble ubicado en Ernesto Pinto Lagarrigue 364- donde se le exige al exfutbolista el pago de 2.285,23 Unidades de Fomento, algo así como $81.423.925.
En términos simples, el alegato se basa en que el 7 de marzo de 2016 las dos empresas antes mencionadas sellaron un contrato de arriendo con Bar Constitución SpA que, según el documento observado por El Filtrador, tendría vigencia hasta el 31 de marzo de 2021.
Para cualquier efecto, Ricardo Pinilla, en representación de su hijo, constituyó al entonces futbolista como codeudor solidario de la parte arrendataria, "asegurando personalmente todas las obligaciones directas o indirectas que se deriven del presente contrato, en forma permanente e indefinida, mientras no exista finiquito escrito de este arrendamiento".
Yendo al punto, se enfatiza en que "a la fecha no se han pagado los meses de octubre 2019, noviembre 2019, diciembre 2019, enero 2020, febrero 2020, marzo 2020, abril 2020, mayo 2020, junio 2020 y julio 2020", razón para exigir el pago que, en una estimación del instrumento financiero de la época, daría un total de casi $64.700.000 pesos.
Si bien, para esa fecha la denominada "era Pinilla" en el recinto comercial había finalizado luego que el 27 de agosto del 2019 Julio Cereceda, Mauricio y Ricardo Pinilla -accionistas del Bar Constitución- sellaron ante notario un contrato de compraventa con el empresario nocturno José Luis Riffo, el contrato de arriendo, con todas sus implicancias, habría seguido vigente y ligado a Mauricio Pinilla como representante legal.
Sólo el 2 de noviembre del año 2020 Samy Yagoda -con los respectivos tres meses de anticipación para efectuar la notificación- enviaría una carta certificada al rostro de TVN y a Julio Cereceda informando que a partir del 31 de marzo de 2021 no se les renovaría contrato para el arriendo del recinto y las patentes necesarias para funcionar.
Por otra parte, sólo el 20 de julio del 2021 se tomaría el acta ante notario que da cuenta del traspaso del paquete de acciones a la titularidad de José Luis Riffo como nuevo administrador de Bar Constitución.
Pese a que la defensa de Mauricio Pinilla ha centrado sus argumentos en el hecho de que tras el estallido social y la pandemia del Covid-19 se han restringido las libertades de desplazamiento, derivando en que Yagoda no cumpla con su obligación legal de disponer del recinto y las patentes para los fines que fueron arrendados, lo cierto es que la contraparte ha desechado estos fundamentos señalando que "parece que la parte demandada quiere imputar al arrendatario su falta de inventiva, para manejar su local o trata de achacar a esta parte su falta de diligencia para actuar como un buen padre de familia cuidando de su propio negocio y no perdamos de vista que el Sr. Pinilla Ferrera no ha sido si quiera diligente para contestar la demanda en su calidad de representante legal de Bar Constitución", se desprende de la demanda, siendo que el local pudo haber seguido funcionando en calidad de restaurant con delivery o pick up.
Con todo, la cifra que Mauricio Pinilla podría terminar pagando por su fallida incursión en el rubro del entretenimiento nocturno, a este punto, totaliza el monto de $122.297.684.
Para efectos de la elaboración de este reportaje, El Filtrador buscó contactarse con Mauricio Pinilla para conocer su versión de los hechos y contrastar apreciaciones, sin embargo, al cierre de esta edición, el exfutbolista aún no ha contestado.