Los debates presidenciales transmitidos por La Red esta semana dejaron diversos momentos. Uno de ellos fue la pregunta que realizó el periodista Santiago Pavlovic a Gabriel Boric respecto al Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) que padece.
Este hecho le valió un sinfín de críticas al profesional, quien este viernes se refirió a la situación, poniendo énfasis en los cuestionamientos por parte de Camila Vallejo, la académica Lucía Dammert y la defensora de la niñez Patricia Muñoz quienes criticaron al periodistade TVN.
A través de una carta al director en diario La Segunda, Pavlovic escribió: "Tres señoras, aparentemente expertas en ética periodística, me cuestionan por hacer una pregunta al candidato Boric relacionada con su salud. Vallejo dice que fue poco ético, Dammert agrega que mis preguntas le parecieron inaceptables, y Muñoz señaló 'no me da para ver la preguntita violenta y estigmatizadora'. En fin, una retahíla de adjetivos ramplones, sin fundamentación, más propios del Twitter apurado e injurioso".
"Pues bien, la pregunta a Boric era necesaria y si nadie la hizo antes no es problema mío. Había que hacerla. En 2013 recordé que pudo haber sido elegido Pablo Longueira, pero una depresión lo sacó de la carrera presidencial", sostuvo, agregando que su intención no fue "estigmatizar".
Réplica
En la misiva, el destacado periodista indicó que "muchos trabajadores deben rendir exámenes que demuestren sus condiciones físicas y mentales para determinados cargos. ¿Y qué cargo existe, más determinante en la vida social del país que el de Presidente de la República?".
En tal sentido, destacó que Gabriel Boric agradeció la pregunta, pero "siempre hay sacristanas preocupadas de cuidar al señor cura, que obviamente no requiere de ese maternal amparo", sostuvo, agregando que en países democráticos es normal recabar información acerca de los candidatos presidenciales.
"Es un trabajo insoslayable para los periodistas, al menos en democracia, y es profundamente ético. Que la pregunta sea firme y sin guantes de terciopelo puede resultar incómodo para algunos, algunas, algunes. En países civilizados y cultos, a nadie se le ocurriría acusar de poco ético a un profesional que indaga sobre la salud de una persona que va a dirigir los destinos de un pueblo; ni hablar de 'preguntitas' cuando las interrogantes están formuladas con respeto y seriedad… claro, sin buenismos, edulcoramientos y solfeos absurdos o irritantes compasiones mal entendidas; nadie consideraría 'inaceptables' preguntas que apuntan a algo central relacionado, no con la salud de un individuo sin altas responsabilidades públicas, sino con personas asociadas con el ejercicio del máximo poder del Estado", cerró.