Comienzo pidiendo disculpas. Este es un portal informativo. Pero hoy escribo como hincha. Mi abuelo creció viendo al “Charro“ Moreno, mi viejo a Carlos Humberto Caszely, mi sobrino a Esteban Paredes. Y yo crecí maravillado con Matías Fernández, "Matigol". El de los goles imposibles. Hoy, refuerzo de Colo Colo para la temporada 2020, tras llegar a acuerdo en lo económico. El retorno esperado. El regreso que los albos anhelábamos.
Sé que para muchos hinchas el nombre de Matías Fernández trae sentimientos encontrados. A algunos los dejó sin campeonatos. A otros no les hizo absolutamente nada. El hombre no tira una cuña para la galería, no necesita prensa. Él solo habla con el balón en los pies. Y ahí da cátedras. En un país donde escasean los ídolos y donde los futbolistas reciben el pago de Chile, Matías Fernández decidió volver al club donde es ídolo absoluto, casi sin contrapeso, en la década reciente.
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En el fútbol de hoy, si el jugador no besa el escudo o no habla mal del equipo rival, no sirve. El 14 de los blancos es distinto. De otra cuerda. Su sueño de niño era jugar en Europa y lo cumplió. Nunca fue su objetivo llenarse los bolsillos de dinero. Nunca ha tenido un problema con algún compañero en el camarín, no es el prototipo de jugador de fútbol que a los periodistas le interesa entrevistar. Simplemente es Matías Fernández, un ídolo silencioso, pero que deja huella en cada pelota que acaricia con la seda que tiene en los pies.
¡Bienvenido Mati, eres crá!
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