El pasado jueves se llevó a cabo el último adiós al destacado actor nacional Héctor "Tito" Noguera, instancia en la que el intérprete Cristián Campos reapareció públicamente con un discurso —no autorizado por la familia de Noguera— dedicado a quien fuera su maestro.
Los restos del reconocido actor, de 88 años, fueron trasladados al templo mayor del Campus Oriente de la Universidad Católica, donde se realizó su velatorio desde el martes hasta la mañana del jueves. Antes de partir hacia el Cementerio Parque del Recuerdo, ubicado en la comuna de Huechuraba, se ofició una emotiva misa en su honor.
En virtud de la relevancia que tuvo "Tito" Noguera para el teatro, el cine y la televisión chilena, diversas autoridades y destacadas figuras públicas se presentaron en el recinto religioso para despedir solemnemente al actor.
Sin embargo, en la misa del jueves los únicos autorizados para hablar públicamente eran los hijos del intérprete, además de los actores Alfredo Castro y Ramón Núñez, quienes pidieron el correspondiente permiso a la familia esa misma mañana.
¿Por qué el discurso de Cristián Campos causó molestia entre los familiares de "Tito" Noguera?
Por eso causó tanta sorpresa el hecho de que Cristián Campos tomara la palabra en la ceremonia para brindar un largo discurso a su colega.
"Tito era de otra raza. Era un hombre confiable, era un facilitador que nos ayudó a todos. Gracias, Tito, no tengo más que agradecimiento. Fuiste un buen hombre", dijo el actor hacia el cierre de su improvisada participación en el rito fúnebre tras citar al escritor favorito de Noguera, Pedro Calderón de la Barca.
Pese a ello, según consigna The Clinic, este gesto habría causado molestia entre los familiares del fallecido intérprete, quienes calificaron la intervención como "indebida", considerando la repercusión pública que tuvo este acto en la prensa nacional.
En efecto, de acuerdo con el citado medio, las palabras de Campos en la ceremonia de despedida a Héctor Noguera podrían ser interpretadas como un apoyo al actor que hoy se encuentra demandando por casi $800 millones de pesos a la hija de su expareja, Raffaella Di Girolamo, y a la Fundación para la Confianza.
