"Pasapalabra", una invitación a ver cómo era la TV familiar de los años noventa

 

Algo nostálgico me pasa cada vez que veo ???Pasapalabra???. Es como rememorar esas jornadas de ???Si se la puede, gane???, ???Video Loco??? o ???Maravillozoo???. Una televisión sana sin más pretensiones que el cliché de entretener a toda la familia. Es por eso que hoy quiero quitarme el casco (trato de ser piloto de pista los fines de semana) y quiero felicitar a la nueva administración de CHV por dar en el clavo y programar en prime este espacio.

La dinámica del programa es sencilla: dos equipos (azul y naranja) de tres personas, donde el capitán es el participante, quien está acompañado por invitados famosos. Aprovechando la experiencia de los realizadores chilenos (la producción ejecutiva es de Carlos Valencia, el mismo de "Primer Plano") los rostros que han desfilado son escogidos por sus capacidades histriónicas. Esto genera que la interacción entre ellos sea un plus y que el espectador se divierta tanto como los personajes que participan. "Pasapalabra" es el programa más cercano a los 90.

Pasapalabra
Pasapalabra CHV | Twitter

El formato, basado en el concurso británico "The Alphabet Game", se agradece. El público responde con alta sintonía los domingos y martes de cada semana.

La conducción de Julián Elfenbein merece un párrafo aparte. A medida que ha ido avanzando la temporada se ha empoderado de su rol. Poco a poco se ha despegando de las maquetas impuestas por los espacios ???madre??? europeos y ha tomado un ritmo propio, a sus anchas, con una característica lúdica destacable. Un acierto y un aplauso para quienes lo reencantaron con la TV.

La escenografía, un elemento importantísimo, responde a las exigencias de la licencia. Solo un detalle: iluminar más ciertos sectores del set. No me voy a cansar de decir que los estelares tienen que tener luminosidad. No porque vayan a las 22.30 tienes que tener cicloramas (cortinas negras detrás de la escenografía).

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La voz en off, además, resulta algo reiterativa y prescindible.

En síntesis, un punto de oro para los cerebros del canal del grupo Turner. Una licencia extranjera que ha sabido ganarse el corazón de los chilenos. Un programa que da gusto ver en con menores de edad y que desarma la teoría sobre lo obsoleta que está la TV familiar. Hago votos porque Canal 13 piense menos en echar a sus trabajadores y se enfoque en hacer programas familiares. Mal que mal tienen la experiencia de haber hecho grandes producciones familiares en los noventa.

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