Durante días la realización del recientemente finalizado Festival de Viña 2023 estuvo pendiendo de un hilo; una compleja historia que tiene como protagonista a la tradicional orquesta, una tanda de canciones que la producción perdió de un día para otro y la recontratación de un hombre clave fue revelada a horas de que finalizara la última noche del certamen.
Y es que, tras dos años de dilatada espera, el país por fin fue testigo del regreso del Festival de Viña del Mar -cancelado en dos oportunidades consecutivas debido a las restricciones sanitarias derivadas de la crisis provocada por el Covid-19- aunque ello estuvo a punto de no materializarse debido a un insólito hecho que tuvo lugar a escasos días de que comenzara la cita musical.
La historia, según detalla La Tercera, tiene su origen en el mes de junio de 2021. En dicho momento, pensando en una posible realización del evento para el año 2022, las partes organizadoras -tomando en consideración las disposiciones del Ministerio de Salud- acordaron acotar la cantidad de personal en la Quinta Vergara, prescindiendo de la tradicional orquesta que musicaliza durante seis noches las competencias internacional y folclórica.
Pese a que la versión 2022 de Viña fue, finalmente, cancelada, se decidió conservar la medida de prescindir de la orquesta. Hasta fines de enero de este año la postura era firme: Carlos Figueroa -que desde 2010 ha estado a cargo de dirigir a los músicos de la orquesta- sería el encargado de grabar, junto a 30 intérpretes, 12 temas para musicalizar las canciones de las competencias, las cuales serían reproducidas en remoto cuando se requirieran.
El plan -que desde un principio tuvo objeciones de parte de Figueroa- se mantuvo bajo el argumento de que el contrato de licitación dice claramente que sin orquesta no hay festival, pero no se precisa si esta debe estar de forma presencial o remota, optando los canales por muñequear con la norma y adoptar la segunda medida.
El 29 de enero se hizo pública esta determinación, precisándose de parte de la organización que Figueroa estaría detrás del sistema digital de sonido que se iba a utilizar; no obstante, la medida resultó en extremo polémica, al punto que, tras críticas de diversos sectores, el 3 de febrero el director de la orquesta renunció debido a los públicos cuestionamientos a su persona por tolerar la eliminación de la tradicional banda.
El problema es que el músico tenía plena potestad sobre los registros de audio grabados, optando por llevárselos, gatillando así una situación que fue abordada recién el 6 de febrero por el director ejecutivo de Canal 13, Maximiliano Luksic y su homólogo en TVN, Alfredo Ramírez, quienes, asesorados por las áreas legales de las señales, llegaron a un diagnóstico claro: sin las pistas no se pueden llevar a cabo las competencias, y sin competencias, el Festival de Viña se tenía que cancelar.
Así, ante incumplimientos en el contrato, la Municipalidad de Viña del Mar pudo haber activado el cobro de una boleta de garantía que asciende al monto de los $2.500 millones de pesos, lo cual podría haber dado pie a líos judiciales entre las emisoras televisivas y la productora Bizarro por no generar las condiciones para dar cumplimiento al contrato.
Con esta tremenda problemática de base, a un día de la reunión entre los ejecutivos se debió recular de la decisión de prescindir de la orquesta y el 7 de febrero se oficializó su presencia en la Quinta Vergara con Carlos Figueroa al mando, debiendo readecuar los espacios en menos de dos semanas para albergar a todos los músicos que jamás estuvieron contemplados para la versión 2023 del Festival de Viña.