El popular imitador Stefan Kramer advirtió que, tras analizar la rutina que hizo en el Festival de Viña 2020, volverá a realizar un trabajo más “transversal”.
Y es que, ciertamente el espectáculo humorístico realizado por el artista se convirtió en uno de los actos más polémicos en su carrera, luego que, a apenas meses de iniciado el denominado “estallido social”, Kramer optara por centrar su guion en la crisis social y política que Chile atravesaba en ese entonces.
“Al ir creciendo, y a medida que te van resultando las cosas, comencé a vivir una realidad cómoda y entretenida que me alejó de todos los otros sufrimientos que vive la mayor parte de la gente (…) esa comodidad no me hace tan bien, porque me aísla”, señaló en un adelanto de su libro de memorias Stefan, memorias breves autorizadas por Kramer, difundido por el cuerpo Sábado de El Mercurio.
En líneas posteriores el artista planteó que ciertamente canalizar su posición a través de su trabajo, al menos en ese momento, significó confrontarse consigo mismo: “nunca he dado mi opinión, porque la verdad me considero amigo de todos, pero esta vez me dije ‘no puedo no estar, no puedo estar viviendo dentro de mi casa como si nada pasara afuera’”, apuntó, dejando entrever las razones que tuvo para pararse en la Quinta Vergara con esa rutina.
No obstante, respecto a los costos, Kramer reveló que si bien al principio tuvo la sensación de que había realizado un espectáculo que agradó a buena parte del público, pronto se daría cuenta que ello no fue así.
“Al día siguiente ya empecé a recibir mensajes muy duros, fuertes, en mi contra, de que había avalado la violencia, de haber hecho una pésima rutina (…) recuerdo que hasta Cristián Warnken hizo una columna donde escribía que no podía creer lo que yo había hecho”, apuntó el humorista, develando, de paso, que en los días siguientes su familia también comenzó a sufrir acosos, toda vez que sus padres, según se consigna, eran detenidos por personas en la calle para indicarles que su hijo era “comunista”, además de una serie de mensajes insultantes en contra de sus hermanos.
Ponderando todo lo anterior es que Stefan Kramer, en una reflexión sobre lo que representó dicho espectáculo, dejó entrever que preferiría volver a recuperar cierta complacencia con el público a nivel general: “Hoy pasa el tiempo y prefiero la sensación colectiva de transversalidad y de que voy a seguir luchando para que mi trabajo les pueda gustar a todos”, se desprende del texto.